martes, septiembre 24, 2013

MI VIDA CON PACO

Mi marido tiene un ente asombroso dentro de él llamado Paco. Paco es una criatura absurda, irracional, llorona, que se alimenta de mantequilla a cucharadas y anchoas directas de lata, que se queja de que nos han robado el jardín y que me vuelve la espalda si le riño. También se abraza a mí y no me deja moverme para que no me caiga, castiga al cepillo de dientes por no hacerle caso en un rinconcito, para que sufra, o insiste en regar las plantas pasadas las dos de la mañana.

Paco es una criatura llena de sorpresas y a la que quiero mucho, pese a decir auténticas barbaridades y a tener a menudo antojos de cosas que no sientan bien a mi marido, o de Nesquik fresquito.

La última que me hizo fue intentar ordenar la casa. Tras haberse llevado mi marido por error mi bolsa de dados al trabajo, Paco decidió protegerlos colocándolos en un lugar sano y salvo, al abrigo de los despistes generalizados. Sobre todo, que no se perdieran, por supuesto.

¿En qué otro lugar iba a ponerlos, si no era en el cajón de los perfumes y cosméticos del baño?

¡Gracias, Paco!