Este fin de semana nos hemos escapado brevemente de excursión a Tossa, lugar maravilloso de villa medieval fortificada. Debo decir que la ciudad, en invierno, da miedo. Mientras que en plena temporada turística aquello es un no parar de gente yendo y viniendo, de noche en invierno parece Silent Hill. Ni un alma por las calles, viento helado constante, silencio total...
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No tan moderno como SH, ok, pero asustaba, oiga |
El caso es que nos pusimos morados de subir torreones, recintos amurallados, etc. Todo con un viento que amenazaba con tirarte al mar. Eso sí, tan precioso como siempre. Y con mucho encanto. Osea, escalones.
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Y de muestra, un botón |
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Mi adorada Ava, versión Ángel Lloroso (ver Dr Who) |
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El Pequeño Galliard explora el castillo... |
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Cañón esperando a los piratas todavía. Mallorquins, que em sentiu? |
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Vista desde la ventana de la iglesia del Abad. Una ventana al mar |
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Torre desde donde Artur Mas declarará la independencia. Gloria, gloria, aleluya! |
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De acuerdo, soy recurrente: pero es que ES la entrada al laberinto de Jareth! |
En citas de viaje, destacamos:
Mi marido, tras un largo trago de yogur de maracuyá: -¡EL MARACUYÁ RECORRE MIS VENAS!
Yo, tras darme un trastazo en la rodilla con el marco de una puerta: -... La madera recorre mi rodilla.
Ahora queda hacer la colada de la ropa y descansar todo lo posible. Y digerir el glamour. ¡Viva!