jueves, septiembre 10, 2009

LA ORACIÓN DE VINAMRA (relato)

La foto no es mía, pero me pareció perfecta para el relato... Para ver el original de indianartsupporter en Deviantart, clicar AQUÍ

Vinamra (modesta) era hermosa, tanto como para haber desafiado el destino una vez. Por eso sabía que, si su hija era aún más hermosa, era capaz de torcer su suerte de nuevo.

Una vez, Vinamra había sido la esposa de un Rajá. El hombre había tenido ya hijos, pero había sentido pasión por la bella joven, que en aquel momento no tenía más que quince años. Juntos habían traído al mundo a la más preciosa de las criaturas, la pequeña Devangi, a la que había llamado así porque era como una diminuta diosa...

Los pies de Vinamra apenas hacían ruido al rozar el suelo de piedra cubierto de pétalos de flores del templo. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Al morir el Rajá, un hombre de avanzada edad, ella debería haber sido recluída en la mansión de las viudas o sufrir el ser quemada en vida; pero el heredero, un hombre ya, mayor que la propia Vinamra, había decidido contrariar la tradición. Nada se oponía a sus deseos. La gente del pueblo lo conocía como el Rajá Khan, porque era hermoso, fiero e imprevisible como un tigre. Su nombre real era Ekavir, el valiente entre los valientes, y resultaba tan apropiado que aterraba.

Ella había estado tan agradecida por poder salvar la vida... aunque el deseo de Ekavir era terrible como una cascada en el deshielo, implacable como las montañas peladas en invierno, severo como el ceño de la tormenta, algo en él había hecho que el corazón de la joven viuda latiera.

La separaron de su pequeña hija de diez años y la obligaron a compartir el lecho de aquel hombre, pero nada importaba sino que seguía viva. La culpabilidad le roía el corazón por haber pagado su vida con la libertad de su pequeña, pero se consolaba diciéndose que ninguna mujer era realmente libre en la tierra de los diez mil dioses. ¿Qué más daba si había sido entregada en matrimonio más joven que la mayoría? No era un caso único. Y viviría, lo mismo que ella, para crecer y hacerse bella y fuerte.

Ah, si lo hubiese sabido...

Vinamra juntó las manos en saludo, y se centró en la plegaria.

"Kamadeva y Rati, dadme la fuerza de vuestro ardor para que mi pasión nunca se apague y el Raja no desvíe su mirada de mí.

Krishna y Radha, dadme vuestra fidelidad y amor perdurable.

Ganesha el compasivo, hijo del poderoso Shiva, ten piedad de mí.

Deliciosa Parvati, seductora del terrible y bello asceta Shiva, tú sobre todas las diosas sabes lo que siento... dame tu brillo, no dejes que pierda el favor del Rajá
."

Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, emborronando su visión. Deseaba y temía rezar por su hija, que se había fugado al morir su esposo quizás temiendo la hoguera. Mientras la pequeña huyera, sin embargo, ella estaría a salvo una vez más.

¿Qué sería de ella si el Rajá Ekavir lograba capturar a la fugitiva? Su propia hija, viuda a los quince años, tan pequeña y joven... tan hermosa como para hacer que el Rajá decidiera acabar con Vinamra para tomarla como reina a su lado.

"Mi pequeña, mi niña resplandeciente, ¿qué será de las dos...? Corre, mi niña, que no te atrapen en el lazo de la cautividad, que no te devuelvan a tu medio hermano... O tu hermanastro también lo sufrirá..."

Su corazón se encogió en el pecho. El pequeño...

¿Qué sería de él si su hermana caía en manos de su padre? Si una nueva reina tomaba el lugar de la primera, si la hija substituía en el trono a la madre, poco espacio habría para un heredero que podría ser proclamado bastardo.

Vinamra apretó las manos en su regazo, de rodillas. Se secó las lágrimas con la punta de seda bordada del sari y alzó la mirada hacia las pequeñas y danzantes figuras de los dioses, con sus impenetrables sonrisas. ¿Sería su destino el de perecer por el deseo del mismo hombre que la salvara, sería su belleza su salvación y luego su condena la de su hija...? Los dioses no podían ser tan crueles. No, no podían permitir que un hombre condenara a muerte a su propio hijo por una muchacha a la que ni siquiera había visto en persona una vez.

Ella tenía fe. Sonrió débilmente.

Los dioses la ayudarían.

Ishayu (lleno de fuerza), hijo de Ekavir, no debía morir. El heredero del trono de su padre, hijo de la esposa de su abuelo...

8 comentarios:

MALAQUITA dijo...

Oye, que el culebrón da para más chicha... ;D
¿Habrá una seguna parte?

Blue Priestess dijo...

Hm... Echo de menos al pato y al tejón... (uy, que eso es potestad mía XDDDDDD)

MALAQUITA dijo...

Ostras! la segunda parte con tejones y todo... siempre debe haber un personaje cabroncete jijiji

Blue Priestess dijo...

No lo digas muy alto, que cuando L Gato se pone a crear a personajes cabroncetes, ya te puedes echar a temblar.

MALAQUITA dijo...

Si Si SI...
Morbo morbo!

L Gato dijo...

Cielos xD Ya iré poniendo segunda y tercera parte, que las tengo medio pensadas... y en la tercera parte veréis un pj muuuy cabroncete.

PD: No hay tejones ni patos ni gat... Bueno, lo tercero más o menos. ¿Cuenta el Raja? xDDD

MALAQUITA dijo...

Siiiiiii!
Lo quiero, lo quiero. XDDD

Anónimo dijo...

Mooooooore! *o*

By Varnae