Creo que estoy dando pie a demasiada violencia. La primavera es dura, la astenia y las alergias atacan en la que es sin lugar a dudas mi estación más odiada. Los ánimos oscilan entre mi lado saca-el-látigo-las-botas-de-tacón-y-sed-mis-esclavos a la más pura lasitud, con intervalos azucarados dignos de una adolescente sin miedo alguno a la más aguda diabetes emocional.
En mi vida ficticia asoma mi lado más masculino y dominante, para deleite de algunas y sorpresa propia, mientras que mi casa se llena de ropa extraña (me he comprado unas bambas rosa... ¡Yo siempre había odiado ese color! ¿Qué le pasa a mi psique?) y peluches.
El último fue un amor a primera vista. Mi madre sugirió que lo llamase Warnic, como el protagonista "con corazón de peluche" (como lo definió una de mis cuñadas) de la novela de mi abuela, pero yo opté sin ninguna sutileza por Aioria. Dos terrones, por favor. Ved a mi dulce conejito...
Haciendo de Neo es completamente irresistible, ¿no os parece? Lo mejor de todo es lo blando y suavecito que resulta. Pura regresión infantil, como cuando tiro virtualmente de la manga de Ironnick el mago para pedirle cuentos. Ninguno me ha impresionado y sorprendido tanto como el de los calcetines Azul y Rojo, pero seguiremos intentándolo. Nyahahaha.
4 comentarios:
los cuentos son como el cafe: Unas veces los necesitas para sobrevivir, otras son un mal vicio que suple una carencia.
Mis historias ganan si puedo ponerles gestos y voces. Un susurro vale mas que mil palabras.
estas enferma sabes? xD
El mio es un oso, con lacito y de color crema. Todavía no le he puesto nombre. ¿Qué tal blanco nuclear?
Eres maligno xDD
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