miércoles, febrero 04, 2004

CUCARACHAS Y MUNDOS FANTÁSTICOS

Este mensaje es de cuando tomé la resolución de irme del trabajo. Estaba tan estresada que hasta me peleaba con los vendedores de Kleenex en el tren. Y no, no es broma: Imagináos la siguiente escena. Yo, medio dormida como siempre, y con el consiguiente mal humor (me levanto tan mal que hago parecer a Herodes el Amigo de los Niños), y el clásico pesado. Como me ven cara de buena persona, se lían a insistirme. El día anterior había llegado a la empresa medio llorando después de descubrir que tenía cincuenta euros para pasar el mes. Así que le dije algo así como: "No. Fuera". El hombre se ofendió y empezó a refunfuñar sobre que no tenía trabajo, insultándome como hacen a veces cuando no consiguen sacarte nada, que si no me iba a morir por un euro de nada... Mi respuesta fue, en voz alta y clara: "Pues mire, a mí hace dos meses que no me pagan, ¿sabe?". Se quedó un poco parado el pobre, y susurró un: "bueno, bueno, no la tomes conmigo..." "Ni usted, conmigo" solté yo. Cuanto más enfadada estoy, más educada me vuelvo, vaya usted a saber por qué. No deja de ser triste, ofenderse por las tonterías que te suelta una persona que ni te conoce ni tiene medios, pero yo iba a mil... Y fue una especie de última gota. Al volver a casa escribí este mensaje -si fuese Baudelaire habría escrito "peguémosle a los pobres", pero mi talento no llega a tanto; y mi cinismo, tampoco-, después de uno de esos días en que mandarías todo al infierno encantada. Diez días más tarde presenté mi renuncia, y escribí el segundo el día que finalmente me fui de allí. Ahí van los dos mensajes: El rabioso y el melancólico...

CUCARACHAS Y MUNDOS FANTÁSTICOS

Hola de nuevo...

Todos los que me conocen saben que estoy cursando el doctorado. Tema: la Literatura Fantástica. Pues, últimamente, mi vida parece más fantástica que algunas de las lecturas que he hecho...

Para empezar: cualquier lunes me voy a levantar con antenas, como el pobre prota de la Metamorfosis. Mis relaciones con los funcionarios son cada día más Kafkianas. Diálogos de besugos, colas interminables, gente que te enchufa el tiru-liru del hilo musical a cada frase cuando llamas por teléfono, demoras de contratos de un mes, empleados de banco que sudan de hacer su trabajo, horarios que estimulan la esquizofrenia ("no, sólo tenemos hora de visita hasta las diez de la mañana...", "no, sólo aceptamos pagos los martes" "¡Pero si hoy es fecha límite!" "Ah, que quiere que le haga"), nóminas y pagos que no llegan, increíbles piruetas para saltarse la burocracia de la Universidad de Barcelona, e-mails sin respuesta como tristes botellas de náufragos eternos del mar de internet... ¡SOCORRO!

Y es que, como decía Mecano en Este chico es una joya, "YA NO PUEDO MÁS". Por Dios, en este país el papel es rey, no es que la pluma valga más que la espada, es que las toneladas de papeleos inútiles y las colas interminables, y los jefes que pasan de hacer su trabajo o de contestarte desaniman hasta al más aguerrido caballero de la mesa redonda. Y tampoco es que esté el ambiente para Morganas, por muy bruja que una sea no hay hechizo que soluciones este desorden. Y a lo mejor entonces me hacen darme de alta como Bruja Independiente... Que una es pobre pero honrá, pero pobre. Yo no puedo darme de alta de nada, que hasta Febrero (¿de qué año?) no hay dinero.

La incompetencia está de saldo, la gente no te hace caso y mis jefes viven en su maravilloso mundo propio, donde las facturas no existen, las fechas de entrega (propias) tampoco, y las ajenas son cumplidas a rajatabla, y cuando no te las dan aún más.

En fin, lo que no te mata te hace más fuerte.

Pero no os extrañéis si, cuando alguien me pregunta como estoy, respondo: "como una cucaracha". O como Gregorio Samsa, que es lo mismo pero más culto.

Besazo,


La Secretaria Salvaje


ÚLTIMO DÍA DE TRABAJO

Hoy fui por última vez a mi trabajo en Vic. Resulta un poco raro, realmente creo que voy a echar de menos algunas cosas, las paradas de tren que me sabía de memoria, el paisaje siempre cambiante, los ríos y sus crecidas, los eventuales gatos que veía por la ventanilla, las visitas a Gestoría, el Banco y a alguna tiendecita de allí, una de comics y la de fruta...

Me he ido para no volver. Como comentaba con una compañera, le cojes verdadera manía a subir a un sitio helado e inóspito como ese. Pero añoras las casas señoriales que se ven desde el tren, y la compañía. Y eso que hoy TODAVÍA he ido. Todo tenía sabor de despedida, y me ponía un poco nerviosa mi propio sentimentalismo. Casi me echo a llorar cuando Nuri, mi compañera de trabajo, tren, penas y enanitos veloces (no preguntéis...) me ha regalado un gatito de peluche... Creo que le llamaré Henry. O no.

Lo peor:
Lo mucho que voy a añorar a algunas personas, como el estupendo vendedor de comics, Toni de la Gestoría o mi inestimable Nuri. Sí, ya sé, con Nuri puedo quedar, pero no va a ser lo mismo que verla cada día. También está la certeza casi clínica de no cobrar, claro... 1700 y pico euros que no cuento con ver jamás.

Lo mejor:
Pensar que ya no me tocará madrugar, ni pasarme cuatro horas diarias en tránsito, ni sometida a las
inclemencias del tiempo. Las despedidas (me ha hecho su gracia ver que yo no era la única que se emocionaba como una ceporra...), el ver que algunos quieren seguir en contacto, las bromas y los pequeños detalles como el gato de peluche, el cómic que me regaló el de la tienda, el abrazo de Toni, las coñas del pizzero (cuyo defecto al fin conozco: ha trabajado en una inmobiliaria, lo cual significa que debe tener pocos escrúpulos; menos mal, empezaba a pensar que era demasiado perfecto...), etc.

Me siento horriblemente cursi, pero estupendamente querida. Gracias por aguantarme, a veces parece que hasta lo disfrutéis... Os quiero, gentes de mal vivir.

Creo que por fin podré ponerme a buscar trabajo y olvidarme de nervios, problemas de espalda y de estómago, y mis pequeñas depres. Yahoo.

Y ahora me voy a dormir. Mañana será otro día, y espero que mejor que éste... Por lo menos, espero estar un poquito menos emocional. Je, si es que es posible...

Tranquilos, ya pasó todo y ahora me dedico a buscar trabajo, a pequeños encarguitos, al doctorado, la limpieza, el solitario, el Loom y batear pingüinos. El paro es malo para la salud mental...

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